jueves, 5 de septiembre de 2013

SOY UNA PERRA


Un perro puede o no llevar collar. Un perro puede o no tener un hogar. Un perro puedeo o no ir perdido por la calle. Pero una vez que un perro encuentra un dueño, será su dueño para siempre. No mirará si es más guapo, inteligente, rico o popular que los demás dueños de perros. Nada de esto le importa.

Lo toma commo su guía, como el jefe de la manada y esperará siempre a su lado a que le marque el camino que debe seguir. Puede que su dueño se enfade con él, que le castigue sin saber los motivos, lo más provable es que alguna vez le pegue. Quizás esto pase muy a menudo. Pero ese perro seguirá en su sitio, junto a él.

El perro sabe cuál es ese sitio; durmiendo tranquilo a los pies de su dueño pero manteníendose atento a sus movimientos y a sus órdenes, con un ojo abierto. Un perro esperará las caricias de su dueño, hará todo lo posible por conseguirlas, roneándole siempre al rededor.

Un perro es fiel, entregado y celoso de su territorio y ladrará y gruñirá a todo aquel que intente penetrarlo. Sin embargo aceptará resignado la llegada de un nuevo cachorro, aunque esto le desplace la atención de su dueño.

Quizás un día, cuando sea viejo o su dueño se canse de él, el perro sea abandonado, pero recorrerá kilómetros si es preciso buscando el camino de vuelta a casa. Por eso, Señor, yo soy una perra. Por eso yo soy Su perra y Usted es mi Dueño.

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